Solo y Cuir: ¿Qué Hacer en Estas Fiestas?

​Escrito por: Frank Abate y Óscar Rodríguez

Las fiestas de fin año, aquel tiempo que gran parte de la humanidad usa para celebrar el año y compartir con nuestros seres queridos, para muchas personas se convierten en tiempos de recordar los conflictos que hemos tenido con familiares y amigos, que nos pueden haber dejado atrás o que siguen presentes en nuestras vidas. Se convierten en tiempos donde la soledad y lo distinto de nuestras opciones de vida se ponen de manifiesto más evidente Esta problemática está presente de manera más aguda y más prevalente entre las personas de la comunidad LGBTQIA+, a quienes muchas veces nos toca, junto a la soledad y la escasez, enfrentar el rechazo de las personas que biológicamente son nuestras familias o amigos queridos, que no entienden o no aceptan nuestra realidad. Esto es peor aún en realidades como la dominicana, donde el rechazo es norma y la aceptación normalmente condicionada. 

Si te sientes identificado con todo esto, no te preocupes. Aunque pudiera parecer un consuelo tonto, lo primero que debes saber es que no estás solo. Adicionalmente, el ver más de cerca esta realidad nos permite entender por qué exactamente nos llegamos a sentir así y abrirnos a buscar soluciones propias.

En este número queremos brindarte algunas soluciones que puedan hacer más llevaderos estos días. ¿Quién sabe? Tal vez puedes hasta lograr encontrarles gusto y sentido.

​No es secreto de nadie que la Navidad y las fiestas de esta época pueden llegar a ser un derroche consumista. Este tiempo que se supone debería ser de reflexión termina siendo un ajetreo constante para todes, en búsqueda de regalos, planificación de fiestas, y más actividades que, si bien no son malas en sí, pueden llegar a robarle el sentido a la Navidad como tal.  Es importante que recordemos el sentido de estas celebraciones. Primero, el amor divino que se hace humano y que se da al mundo desde la gratuidad. Si no tienes para los regalos o las fiestas, lo peor que puedes hacer es endeudarte. Dibuja una tarjeta, escribe un poema o regala una canción, si quieres tener un gesto. Wilson, un hombre gay, insiste: “Si me quieres regalar algo, dona a una de las caridades de tu preferencia en mi nombre. Es el mejor regalo que podrás hacerme.” La idea de Wilson puede amplificarse; únete a uno de los muchos grupos – o crea el tuyo – que busca ayudar a personas en situación de mayor escasez o exclusión que tú. Si lo haces, pondrás en perspectiva tu propia realidad y podrás darte cuenta de las cosas buenas que sí tiene tu vida.   

Denise y Lorena, una pareja de lesbianas dominicanas,  nos muestran cómo muchas veces nos fijamos demasiado en lo que hace el otro y queremos hacer cosas extravagantes en las fiestas, cuando en realidad lo importante es pasarla bien. Por ejemplo, las fiestas pueden ser un buen motivo para reunir a nuestro grupo de amistades, sobre todo aquellas que quizá no tengan familiares – o vienen de otras latitudes – que les puedan recibir o que les hagan sentir en pura comodidad.  Incluso, para muchas personas, esto se ha convertido en una tradición, cambiando la navidad con la familia sanguínea en una con su círculo de amistades. “Más allá de la familia biológica tenemos la familia que elegimos,” cuenta esta pareja. “La de las amigas y amigos LGBT que juegan un papel tan importante en nuestras vidas y que estarán a nuestro lado siempre, celebrando nuestras alegrías y reconfortándonos en las penas.” En efecto, si juntáramos a todas las personas cuir que se entristecen por pasar las fiestas en soledad, seguro podríamos crear varios círculos poderosos de apoyo mutuo, en los que se pueda sentir aquel compañerismo que caracteriza a nuestro país y, sobre todo, 

a nuestra comunidad. “Cuidemos y valoremos esas familias alternativas,” aconseja la pareja,“no como sustitutas de las biológicas, sino como parentescos de afecto, tan genuinos y solidarios como cualquier otro, y a veces mucho más.”

Además, las festividades pueden ser un tiempo de efectos mixtos en nuestra vida. Es bien cierto que este tiempo puede ser aprovechado entre familia y amistades al máximo, y que esto puede ser un motivo de alegría y festejo. Sin embargo, también pueden haber otros efectos producto de la Navidad en nuestro estado de ánimo. Según Sansone & Sansone (2011), los tiempos de Navidad pueden empeorar el ánimo, elevando los niveles de sintomatología depresiva y el abuso del alcohol. Estos mismos autores señalan que la navidad es un tiempo donde las personas tienden a acudir menos a servicios de salud mental, lo cual puede ser preocupante y exacerbar la situación psicológica en estos tiempos. Consecuentemente, la navidad también puede sentirse revictimizante. Ver constantemente a familias unidas, la algarabía forzada y sentirse que eso no encaja con nosotros nos puede hacer sentir más excluidos y “raros” y, en muchos casos, así es.

​Nuestras experiencias en estas fiestas como personas cuir también pueden ser variadas, positiva o negativamente. Selina, una mujer trans, comenta sus sentimientos agridulces. “Bueno, en general no me gusta mucho la navidad porque mi familia mayormente está en Estados Unidos o Canadá y siempre termino sola en la casa con mi hermana y sus dos hijos.” Este elemento de la distancia es uno bastante fuerte dentro de la comunidad.

Muchas personas de la comunidad, al igual que personas cis-het, tienen sus familias en el extranjero. Pero, esto puede ser aún más fuerte dentro del colectivo, donde muchas veces nuestras familias no son nuestra familia de sangre, sino un grupo de amistades que es propenso a estar disperso en diferentes 

ciudades o partes del mundo. Selina también destaca la seguridad, un punto importante en las fiestas que puede tener un mayor impacto en personas LGBTQIA+, quienes no gozamos con muchos mecanismos de protección en la República Dominicana. “En estos días sabemos que hay muchos accidentes, muchas cosas que no son buenas, por lo que yo aconsejaría que traten de disfrutar lo más que se pueda de la mejor manera. Se puede tomar un traguito, pero no se confíen de nadie, porque uno nunca sabe las intenciones de las demás personas. Cuando las personas se emborrachan pueden hacer lo que sea, y más si es en contra de una persona de la comunidad, sobre todo personas trans y gays.” 

​Algunas personas han aprendido a aprovechar la soledad navideña. Luis, un hombre gay, admite que mantenerse en solitud en Navidad es de mayor preferencia para él que el afán de las fiestas. “Parte de mi desdén por las navidades es el hecho de que siento que es impuesto,” comenta Luis. “Si pudiera pasármela solo en mi casa, me daría igual.” Y es que, incluso inconscientemente, muchas veces las navidades no son tiempos que nosotros, como personas de la comunidad, asociamos con felicidad o satisfacción personal. Aun así, es cierto que podemos caer en el otro extremo, y terminar siendo grinches (el “amargado”) de la Navidad. 

Aunque para muchas personas cuir las fiestas son un mal rato, para otras es una época feliz. “Contrario a muchas personas LGBT, que sufren la soledad y el desprecio familiar de manera particularmente cruel en Navidad, nosotras hemos tenido la dicha de contar siempre con el apoyo de nuestras respectivas familias, que nunca nos excluyeron, sino que nos hicieron sentir más que bienvenidas en las celebraciones,” cuentan Denise y Lorena. “Además de las actividades familiares, también gozábamos mucho las juntas y fiestas de fin de año con las amigas, bailando y bonchando hasta la madrugada.” Y es que, aunque quizá no sea tan común, es completamente válido que seamos personas cuires y tengamos un gran amor a la Navidad, incluso si, al contrario de Denise y Lorena, no tenemos el mejor entorno familiar. Sin embargo, cuando este no sea el caso, esta aparente inconformidad puede servirnos para canalizar nuestro tiempo y definir nuestros límites con otros al máximo.

​Por ejemplo, la época navideña sirve como una oportunidad para reforzar límites. Muchas veces, las malas experiencias en estas fiestas son producto de sentir que nuestra privacidad está siendo invadida, recibiendo visitas inoportunas o comentarios fuera de lugar constantemente. Incluso, un cliché común dentro de la comunidad es el “¿Y el novio/la novia?” hetero-normado, el cual se repite con mucha más fuerza en estos tiempos. Inversamente, para muchas personas cuir el conflicto pasa cuando quieren llevar a su pareja a las festividades navideñas, recibiendo comentarios imprudentes, disfrazados de cuido desinteresados, que mucha veces sólo buscan cuidar el entorno de la crítica y el escrutinio de familiares conservadores. Sin embargo, los comentarios sólo van a llegar hasta donde lo permitamos. Si la sensación de aislamiento viene por comentarios o malas experiencias en las fiestas familiares, no hay que dejar de celebrar nosotros mismos. Vete a turistear durante las fiestas. No tienes que ir al extranjero o al fin del mundo, visita esa playa o ese río, aprovecha un sendero. O, si eres de los afortunados que puedes, planea ese get away de ensueño que siempre has querido tener. En fin, que las fiestas también son una buena oportunidad para regalarnos experiencias nuevas y fijar límites claros de, o somos bienvenidos en nuestra integridad o preferimos la paz de nuestra propia compañía.

¿Y si no se puede viajar? Denise y Lorena creen haber encontrado una solución pacífica. “Seguimos participando del tradicional almuerzo navideño familiar. A veces compartimos una cena sencilla de fin de año con algunas amigas, aunque sin bonches ni trasnoches. Pero también disfrutamos los días de vacaciones, el estar tranquilas en casa viendo series y leyendo, sin los aceleres de la rutina habitual. Hemos descubierto que, como todo lo demás, nuestros deseos y experiencias de la Navidad han ido cambiando a medida que pasamos de un ciclo de vida a otro.”

Sin embargo, y quizá más importante, incluso cuando no están las posibilidades o ganas de hacer esto, lo ideal es poder aprovechar el tiempo y disfrutar. Para esta pareja, eso significa descansar y quedarse en casa, pero para otros, esto puede tomar otro significado. Quizá el tiempo extra puede servir para que te motives a terminar aquel libro que nunca completaste. O puede ser que estas fiestas sean la oportunidad perfecta para comenzar tu rutina de ejercicio deseada o para planear un auto-spa en que enfatizas todo lo contrario a lo que ves con desprecio: alimentación sana,  ejercicio al aire libre – aprovechando el invierno pálido de nuestra tierra y mucho, mucho autocuidado. Incluso, quizá la Navidad sea una buena excusa para por fin cumplir tu sueño de aprender a cocinar postres.

Sea lo que sea, si el verdadero significado de las fiestas es reflexionar y mostrar gratitud por el año, estas maneras son mucho más encaminadas a esto que gastar dinerales en cenas o pasar tiempos incómodos con tus familiares homofóbicos. Y claro, ¡sale más barato también!

* Agradecemos a Denisse Paiowonsky y Lorena Espinoza, Selyna Rodriguez, Luis Hidalgo y Wilson Paulino por haber respondido nuestra pequeña encuesta y cuyos comentarios han enriquecido esta reflexión.

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