El Roscón de Reyes, un dulce tradicional, tiene su origen atribuido al rey francés Luis XV. La historia cuenta que su cocinero, de origen eslavo, lo preparó para el monarca en la Epifanía, incorporando un medallón de diamantes como sorpresa. Aunque la tradición se estaba perdiendo en Europa del Este, Luis XV la adoptó y la difundió entre la aristocracia francesa y europea, reemplazando el medallón por una moneda. Durante el siglo XVIII, esta costumbre llegó a España, donde se popularizó rápidamente, extendiéndose desde la nobleza hasta el pueblo llano, con Madrid y Sevilla como centros destacados. Con el tiempo, el Roscón de Reyes también ganó popularidad en las colonias españolas, especialmente en México, gracias a su sabor único. En España, comer roscón el día 6 de Enero es casi una liturgia procesionaria que, año tras año, se acontece en todos los hogares españoles.
RECETA
Ingredientes
5 tazas de harina
1 taza de leche tibia
2 cucharadas de levadura fresca
½ taza de azúcar
½ taza de mantequilla derretida
2 huevos y 1 yema
½ cucharada de sal
2 ½ cucharadas de agua de azahar (o en su defecto 1 cucharada de vainilla)
Piel rallada de 1 Limón grande y 1 Naranja
PARA DECORAR
Frutos confitadas al gusto
Azúcar
1 huevo batido
Una naranja
Primero se mezcla un poco de leche tibia con 2 o 3 cucharadas de harina. Se agregan 2 cucharadas de levadura fresca desmenuzada y se revuelve. Se cubre y se deja reposar unos 15 o 20 minutos en un lugar cálido para que fermente.
Después de que la masa inicial haya fermentado, en un tazón grande se agrega el resto de la harina y gradualmente se incorporan los demás ingredientes: azúcar, ralladura de limón y naranja, sal, leche, 2 huevos, azúcar, la masa inicial que se había dejado fermentar, agua de azahar (o vainilla) y finalmente mantequilla o margarina derretida. Se mezcla hasta obtener una masa uniforme.
Se enharina una superficie plana y se amasa la mezcla durante unos minutos. Si es necesario, se añade más harina para facilitar el amasado. Se forma una bola con la masa y, una vez amasada, se guarda en un recipiente hermético o cubierta con uno o dos paños húmedos durante un par de horas en un lugar cálido y sin corrientes de aire.
Tras dos horas, la masa debería haber duplicado su tamaño. Se saca del recipiente y se amasa nuevamente en una superficie enharinada, dándole forma al roscón. Con esta cantidad de masa se pueden hacer dos roscones, uno grande y otro más pequeño, o dos de tamaño mediano. Si se hacen dos, se divide la masa y se amasa cada parte, formando el agujero central con los dedos. El agujero se reducirá al hornear, por lo que es recomendable hacerlo grande. Se dejan reposar nuevamente por aproximadamente una hora, cubiertos y en un lugar cálido. Un truco es precalentar el horno a 50°C, apagarlo y colocar los roscones dentro para que se mantengan calientes.
Finalmente, se pueden pintar los roscones con huevo y decorarlos al gusto, por ejemplo, con frutas confitadas, almendras laminadas, azúcar glas, o lo que se prefiera. Si se desea agregar una figurita, este es el momento de esconderla en la masa.
Una vez decorados, se hornean los roscones a 180°C durante unos 20 minutos; si es más pequeño, puede estar listo en 15 minutos. Se sacan del horno, se dejan enfriar un poco y, si se desea, se pueden cortar a la mitad y rellenar con nata, trufa o cualquier relleno favorito.
¡Ahora solo falta una taza de chocolate caliente y esperar la llegada de los Reyes Magos!